En un mundo dominado por
los medios y cuyo Rey es la Cultura Basura, vemos que la parrilla cotidiana
ayuda más a adormecer nuestra mente, que a iluminarla. Claro, los fundamentos
siempre tienen que ver con la masividad, y es por eso que siempre los mejores
contenidos los terminamos encontrando en los canales pagados del cable o en las
películas independientes que están un par de días en el cine.
Sin embargo, la verdad prevalece
y se manifiesta en distintos niveles y desde variadas perspectivas. En las
religiones por ejemplo, no podemos hablar de la verdad como un absoluto. Cada
una elige su forma de contar la historia, pero si somos lo suficientemente
tolerantes y abiertos de mente, podremos ver verdad en todas ellas. De la misma
manera, el cine, la litteratura, la televisión y el arte en general, esconden
maravillosos trocitos de verdad. Tenemos ejemplos prácticos y lúdicos
como Star
Wars, y algunos más
profundos, comoThe Fountain.
Más de alguno de ustedes
habrá escuchado sobre la serie animada Avatar. No, no la de James Cameron, sino una serie de dibujos
animados que cuentan la historia de Aang, un niño que resulta ser la
reencarnación de un dios hindú. Esta historia mezcla varias filosofías,
conceptos y escuelas para presentar una historia muy entretenida y llena de
significado. Atractiva para un niño, pero también para un adulto.
No más palabras. Este es
un segmento de la serie, el capítulo “El Gurú”, donde como parte fundamental de
su aprendizaje, Aang debe desbloquear sus Chakras.
Disfruten.
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