Lo de Alejandro Jodorowsky es de una cara dura tal que debería estar penado con la cárcel. Pero lo de sus víctimas voluntarias es aún peor porque no sólo se lo están poniendo demasiado fácil y le están convirtiendo en un millonario encubierto a costa de su salud mental. Lo es porque han permitido que un chanta sinvergüenza como éste, que hasta lleva su sello personal en el apellido (JODO), haya conseguido cautivarles apropiándose de modelos y herramientas plagiadas a otras personas a las que su trabajito les ha costado, añadiendo dos estupideces como el tarot o la genealogía y poniéndole a toda esa ensalada un nombre comercialmente demasiado atractivo para cerebros ausentes:psicomagia.
Que plagie herramientas y modelos ajenos es ya una gran estafa. La terapia mediante el uso de metáforas y otros patrones lingüísticos existen desde antes de que naciera este hijo de puta por mucho que insista en que todo es invento suyo. Pero no tiene ni punto de comparación con la estafa que supone seguir alimentando en los pobres idiotas que se ponen en sus manos la ausencia de sí mismos, su dependencia de la estimulación externa, su ceguera interior y la negación de su responsabilidad con ellos mismos. No debemos olvidar que su campo de operaciones es la psique de los demás y sus operaciones son más encubiertas que las del FBI. Cuando estas operaciones son fantasías de aficionado, torpes y caprichosas, sin la mínima garantía de la cierta coherencia y saludabilidad que puede proporcionar una formación especializada y vendidas desde la más que evidente y comercial táctica de la magia, el misterio, la escasez, la exclusividad y la oferta de pertenencia sectaria para mentes enfermas, solas y medio vacías, existe un peligro real de deterioro irreversible y de degradación emocional de consecuencias imprevisibles.
Las pobres víctimas de Jodorowsky no saben que, cuando se ponen ante él, se están entregando a la misma manipulación que ejerce un vidente o un vendedor de coches americano: lectura fría de su lenguaje no verbal, sugestión dirigida, entrega voluntaria de información mediante microtrances y devolución de la información previamente entregada para lograr el impactante efecto de la adivinación. Tampoco saben que el negocio de Jodorowsky se basa en que no se den cuenta de que, en realidad, no existe nada que tengan que curar y en que sigan creyendo en su estúpido complejo de Harry Potter de todo a cien. Y en el apostolado prescriptor y en que se sigan comprando sus absurdos libros como balsámicos regalos de cumpleaños o como lectura barata de aeropuerto, por supuesto.
No hay absolutamente nada de lo que presuntamente puede conseguir Jodorowsky que no pueda lograr un coach, de forma definitiva y mediante un modelo sano y abierto, con la programación neurolingüística o un terapeuta colegiado desde un acercamiento médico. Sin engaños, sin misterios, sin adivinaciones y sin mentiras. Y sin mesianismos.
Querida víctima jodorowskiana: infórmate sobre la lectura fría, sobre la hipnosis conversacional, sobre las tácticas de persuasion comercial, sobre el uso terapéutico de las metáforas de Milton Erickson, sobre la psicología conductista, sobre los anclajes y el condicionamiento clásico de Paulov, sobre el placebo… Déjate de magias estúpidas y mentirosas, quítate la venda de los ojos, deja de regalarle tu dinero y tu devoción a este estafador y toma de una vez la decisión de sanar tus emociones de una forma limpia y definitiva.
Y tú, Jodorowsky, si tienes pelotas ven a mí. Ven. Que te voy a joder yo a ti.
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