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domingo, 17 de abril de 2016

VAMPIRISMO MODERNO. TAN ENERGÉTICO COMO REAL.

Elegancia, belleza, poder, frescura, inmortalidad. Estas son algunas características que achacamos a los vampiros. Seres andróginos que hemos idealizado y humanizado a través de las novelas durante siglos. Novelistas como Anne Rice, se han encargado de darles una forma humana pura e inocente, tan atrayente como anhelada por muchas personas.

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Hay gente que cambiaría su vida y su alma a cambio de un cuerpo capaz de todo, a pesar de lo maquiavélico que resulta el echo de tener que arrebatar vidas humanas para conservar la propia. ¿Qué importancia tiene el echo una vez que hemos adquirido el poder absoluto? Y es cierto, que según la lectura que se ejerza, cualquier “ascenso” o “transmigración” a un ser superior hace que la vida humana pierda importancia, cambia el punto de vista y se abandona lo propio, convirtiéndose en ajeno. Una forma de materialización, de idealización.
Siempre hemos estado acechados inconscientemente por entidades que, al parecer, se alimentan de parte de nuestra esencia, ya sea energética o física. ¿Pero podemos llamarles verdaderamente vampiros? El vampirismo que conocemos es puramente literario. ¿Pero existen los vampiros de verdad?
Sí, existen. Pero poco tienen que ver con Drácula, Lestat, o Eduard. A pesar de lo atroz que resulte, cualquier persona puede beber la sangre de otra, puede cometer atrocidades con otros cuerpos y llamarse a si mismo vampiro. Así lo único que conseguirá es hacerse un daño incalculable a si mismo y a su pobre mente, y por mucho que cumpla sus rituales literarios, jamás será un vampiro, sólo un psicópata. No, los vampiros no son humanos, si quiera pertenecen a este plano en el que vivimos, aunque si que pueden presentarse ante nosotros en forma de hombre elegante, colmilludo y sabio. Una transformación a lo material idealizada por nuestra mente, un canal que le da una forma conocida y temida por nosotros.
nosorgange
Donde hay miseria, dolor, podredumbre y abandono, se generan energías residuales poderosas capaces de tomar alguna forma de consciencia, alguna forma de libertad de elección y libre albedrío, donde su única fuente de alimentación es el miedo, la brutalidad, el dolor llevado por el terror. La energía que generamos a través de nuestras emociones posee dos polaridades. La energía positiva del pensamiento generada a través de nuestras emociones alimenta plenamente al mundo, a nuestras personas cercanas, a la naturaleza que nos rodea, generando de forma natural un bucle de reciprocidad. Sin embargo las malas energías que generamos a través del odio y el miedo, van a parar a estas entidades insaciables, que a su vez te devuelven las emociones multiplicadas para que sigas generando decadencia, empezando así su propio y asqueroso bucle de reciprocidad.
Su alimentación o síntesis, en principio es sutil, pero como a cualquier forma de vida, una buena alimentación le da fuerza para crecer, para hacerse fuerte y tener más poder para generarte aun más miedo, y así al final, a través de tu energía drenada será capaz de tomar una forma física. Al principio, interactuará directamente con tu mente, con tus sensaciones y percepciones. Después podrá interactuar con la materia, pequeños ruidos o pasos que, evidentemente harán que generes más miedo. Después sombras, golpes, objetos que se mueven y, evidentemente más miedo. Después y en un estado de inducción mental se tomará la forma física, que se generará puramente a través de aquello que enfoca tu mente, de aquello que se ha estado alimentando, se convertirá en aquello que verdaderamente temes. Un demonio, un vampiro, o incluso un niño. Éste paso llevará a un estado de terror creado expresamente a la carta del temeroso, y aquí, un festín y un ser humano convertido sólo en miedo, incapaz de generar la energía positiva, un ser humano incapacitado, alimento de vampiros. Los actos y la mente de los humanos abren la puerta a estos seres, crean su puente escalonado a la materialización.
fantasma
El vampirismo, es un acto de drenaje energético. Los humanos tendemos a humanizar todo lo que no entendemos para que nos resulte más compresible. La idea de que algo se alimente de tu miedo, se transforma en lo físico en algo que clava en ti sus dientes y absorbe tu sangre, algo puramente metafórico, para después convertirte en Vampiro, un ser que genera una vibración energética baja que se alimenta e hincha de la reciprocidad del miedo.
En los casos que un ser humano llega a morir en circunstancias de miedo o brutalidad, o ambientes donde se han generado grandes cantidades de sufrimiento, se desprenden energías ciegas o residuales que podrán quedarse estancadas durante mucho tiempo buscando alimento para crecer y tomar forma. Nuestra energía es muy poderosa, aunque en los tiempos que vivimos, imperceptible, ya que nuestra sensibilización se está convirtiendo en plástica.
Si esto genera alguna forma de temor, desde aquí de corazón, insisto en que no quiero infundir esa sensación. Pero la única manera de hacer frente a estos entes energéticos es transitando el miedo, transcendiéndolo, sencillamente no queriendo jugar a su juego.
¿Cuantas veces te han pedido que juegues a un juego al que no quieres jugar, y has dicho que no, y te has ido tan campante y feliz a hacer otra actividad más interesante? Es exactamente eso. Si tienes miedo, considera que es sólo una forma de juego, baila con tu canción favorita, mira alguna película bellísima, di sí a la paz. No luches contra tu miedo, la lucha sólo ejerce destrucción sobre uno mismo, baila, danza con tus miedos y transfórmalos en flores.
Si el miedo desaparece, las entidades desaparecen. Los rituales que hacen los médiums o videntes consisten prácticamente en eso, en erradicar el miedo, en transitarlo y dar la plena confianza de que eso seres ya no están. Llena tu ambiente de luz, que la música bella retumbe en las paredes. Recuerda que el engaño mental consiste sencillamente en la inercia y el caso que ejerce uno mismo sobre ello.

viernes, 8 de abril de 2016

Jodorowsky, eres un malnacido

jodorowsky
Lo de Alejandro Jodorowsky es de una cara dura tal que debería estar penado con la cárcel. Pero lo de sus víctimas voluntarias es aún peor porque no sólo se lo están poniendo demasiado fácil y le están convirtiendo en un millonario encubierto a costa de su salud mental. Lo es porque han permitido que un chanta sinvergüenza como éste, que hasta lleva su sello personal en el apellido (JODO), haya conseguido cautivarles apropiándose de modelos y herramientas plagiadas a otras personas a las que su trabajito les ha costado, añadiendo dos estupideces como el tarot o la genealogía y poniéndole a toda esa ensalada un nombre comercialmente demasiado atractivo para cerebros ausentes:psicomagia.
Que plagie herramientas y modelos ajenos es ya una gran estafa. La terapia mediante el uso de metáforas y otros patrones lingüísticos existen desde antes de que naciera este hijo de puta por mucho que insista en que todo es invento suyo. Pero no tiene ni punto de comparación con la estafa que supone seguir alimentando en los pobres idiotas que se ponen en sus manos la ausencia de sí mismos, su dependencia de la estimulación externa, su ceguera interior y la negación de su responsabilidad con ellos mismos. No debemos olvidar que su campo de operaciones es la psique de los demás y sus operaciones son más encubiertas que las del FBI. Cuando estas operaciones son fantasías de aficionado, torpes y caprichosas, sin la mínima garantía de la cierta coherencia y saludabilidad que puede proporcionar una formación especializada y vendidas desde la más que evidente y comercial táctica de la magia, el misterio, la escasez, la exclusividad y la oferta de pertenencia sectaria para mentes enfermas, solas y medio vacías, existe un peligro real de deterioro irreversible y de degradación emocional de consecuencias imprevisibles.
Las pobres víctimas de Jodorowsky no saben que, cuando se ponen ante él, se están entregando a la misma manipulación que ejerce un vidente o un vendedor de coches americano: lectura fría de su lenguaje no verbal, sugestión dirigida, entrega voluntaria de información mediante microtrances y devolución de la información previamente entregada para lograr el impactante efecto de la adivinación. Tampoco saben que el negocio de Jodorowsky se basa en que no se den cuenta de que, en realidad, no existe nada que tengan que curar y en que sigan creyendo en su estúpido complejo de Harry Potter de todo a cien. Y en el apostolado prescriptor y en que se sigan comprando sus absurdos libros como balsámicos regalos de cumpleaños o como lectura barata de aeropuerto, por supuesto.
No hay absolutamente nada de lo que presuntamente puede conseguir Jodorowsky que no pueda lograr un coach, de forma definitiva y mediante un modelo sano y abierto, con la programación neurolingüística o un terapeuta colegiado desde un acercamiento médico. Sin engaños, sin misterios, sin adivinaciones y sin mentiras. Y sin mesianismos.
Querida víctima jodorowskiana: infórmate sobre la lectura fría, sobre la hipnosis conversacional, sobre las tácticas de persuasion comercial, sobre el uso terapéutico de las metáforas de Milton Erickson, sobre la psicología conductista, sobre los anclajes y el condicionamiento clásico de Paulov, sobre el placebo… Déjate de magias estúpidas y mentirosas, quítate la venda de los ojos, deja de regalarle tu dinero y tu devoción a este estafador y toma de una vez la decisión de sanar tus emociones de una forma limpia y definitiva.
Y tú, Jodorowsky, si tienes pelotas ven a mí. Ven. Que te voy a joder yo a ti.

Alejandro Jodorowsky: el gran timador

“La fascinación por el teatro entró en mi alma gracias a tres acontecimientos que marcaron profundamente mi alma infantil: participé en el entierro de un bombero, vi un ataque epiléptico y escuché cantar a un príncipe chino”.
Clásica declaración”profunda” y apantallapendejos de A. Jodorowsky.

“Cuidado con los estafadores. Cualquier persona que se declare psicomago o proponga consejos de psicomagia es un mentiroso. La psicomagia, aunque tenga rasgos humorísticos y surrealistas, es un útil de terapia en extremo peligroso. Necesita años de estudio. Por el momento sólo yo, mi hijo Cristóbal Sol y mi esposa Mariana Costa podemos ejercer la psicomagia. No existe ninguna escuela de psicomagia que yo haya autorizado. Los que anuncian esta escuela son ingenuos o son astutos comerciantes”.
Lo anterior aparece firmado por Alejandro Jodorowsky en su página oficial de internet y lo retrata de cuerpo entero. Si leemos entre líneas, podremos vislumbrar que también está diciendo: “Se los advierto: yo inventé esa farsa que es la psicomagia y solamente yo y mi gente cercana la podemos utilizar para hacer negocio. Los únicos estafadores con licencia de psicomagos somos mi mujer, mi hijo y yo”. Así se las gasta este personaje, una de las grandes vacas sagradas de nuestro tiempo.
Pocos tipos tan hábiles para verle la cara (de imbéciles) a cientos de miles (¿o deberíamos decir millones?) de personas como Jodorowsky. En verdad es de admirar lo que este chileno ha logrado a lo largo de sus muchos decenios de vida (nació en 1929), tiempo en el cual ha conseguido hacer de la charlatanería y la filosofía barata (o netología, para emplear uno de esos neologismos que tanto le gustan al propio “Jodo”) todo un arte y, sobre todo, un negocio muy pero muy lucrativo. Desde México hasta Francia y desde España hasta los Estados Unidos, en todas partes existen fieles y hasta fanatizados devotos de este aprendiz de brujo, de este amo del efectismo que sabe usar todo tipo de trucos no sólo en sus muy discutibles películas, sino en la mismísima vida real.
alejandro-jodorowsky
Recuerdo bien cuando Alejandro (como le dicen muchos de sus seguidores) arribó a México, a mediados de los sesenta. Yo era un niño, pero en mi casa compraban El Heraldo de México (diario que en las épocas anteriores a 1968 no era el periódico de ultraderecha en que terminó convertido y que por allá del 66 y el 67 abrió las páginas de su suplemento cultural a muchos personeros de la contracultura, como José Agustín, Juan Tovar, Gustavo Sainz y el mismísimo Jodorowsky, quien ahí comenzó a publicar sus famosas “Fábulas pánicas”, hoy tan cotizadas y sobrevaloradas. En dichas fábulas, con dibujos que querían ser como los de Robert Crumb pero que ni por asomo alcanzaban la calidad de uno solo de los caricaturistas mexicanos de esos días (desde Rius hasta Abel Quezada), el chileno de treinta y tantos años absorbía la ideología hippie en boga y trataba de dar “mensajes” apantallantes y -¡oh!- subversivos.
Hábil y bueno para las relaciones públicas, logró meterse en el fácilmente deslumbrable mundillo intelectual capitalino y pronto puso en escena sus “revolucionarias” obras de teatro Zaratustra y El juego que todos jugamos (en esta última, “cuestionaba” directamente a los espectadores para “confrontarlos” con su mediocridad y su conformismo). En televisión también aparecía mucho, en emisiones como Anatomías (un programa que hizo época, conducido por Jorge Saldaña) y su propia aunque efímera serie 1, 2, 3, 4, 5 A Go-Go. De ahí, su paso al cine fue casi natural y consiguió el financiamiento para filmar Fando y Lis (que no resiste la prueba de los años) y El topo (una de las cintas más híper sobrevaloradas de la historia y que no habría sido filmada si en ese momento hubieran existido organizaciones de protección a los animales (fueron sacrificados muchos caballos, burros y vacas para diversas escenas del mentadowestern pánico, escenas en las cuales las pobres bestias aparecían con las entrañas expuestas, todo en aras del “verdadero” arte).
“El ego es como tu perro. El perro tiene que seguir al amo y no el amo al perro. Hay que hacer que el perro te siga. No hay que matarlo, sino domarlo”. Con ese tipo de sentencias, Jodorowsky ha hecho todo un mercado. A la peor manera de un Miguel Ángel Cornejo -aunque “Jodo” quiera aparecer como una mezcla de Erich Fromm y Gurdjieff-, el hombre se ha convertido en un vendedor de best sellers para gente que quiere mostrarse como intelectual y profunda. Lo que Carlos Cuauhtémoc Sánchez es para la colonia Nativitas o la Del Valle, Alejandro Jodorowsky lo es para el eje Coyoacán-Roma-Condesa. Su filosofía de a peso, combinada con esoterismo y “magia” (¿qué dirían Chen Kai y el “Magazo” Beto El Boticario) ha dado frutos lucrativos increíbles. Por eso, este lector del Tarot se puede dar el lujo de filmar cosas como Santa Sangre y dejar boquiabierta a gente que se presupone inteligente o lanzar netas como “fracasar no existe, en cada fracaso cambiamos de camino”; “para llegar a lo que eres, debes de ir por donde no eres”; “llegar a ser lo que uno es, es la más grande felicidad”; “la civilización occidental sólo nos enseña a vivir, pero rehuye enseñarnos a morir”, “es más difícil vivir que morir”; “no intentes ‘mejorarme’, mejor trata de ‘aceptarme’”. Puros galimatías y tramposas frases hechas de manual de superación personal, recetas de cocina tranformadas en Grandes Verdades. Ah, porque Jodorowsky navega con la bandera de que él sólo dice verdades y que por eso es tan combatido (?). También le gusta que lo consideren un hombre “de escándalo”, porque –él lo sabe mejor que nadie- el escándalo vende y deja dividendos. Eso, a pesar de que declare: “Nunca busqué el escándalo. Producir un escándalo en esta sociedad escandalosa es lo más difícil que hay. Todos los artistas superficiales han tratado de hacerlo… La única posibilidad de escandalizar actualmente es tratar por todos los medios de no hacerlo. Tratar de expresar la verdad. En una sociedad de mentirosos, la verdad es escándalo. En una sociedad degenerada, la honestidad es escándalo. En una sociedad enferma, la salud es escándalo., En una sociedad hipócritamente religiosa, el verdadero misticismo es escándalo… El primer escándalo de nuestra civilización es Cristo…”. O sea: “Yo digo la verdad, soy honesto, estoy sano y ejerzo el verdadero misticismo: soy como Cristo”. Ajá.
Si en Francia, la cuna de la Enciclopedia y el raciocinio, Alejandro Jodorowsky es considerado como todo un genio, allá los franceses y su candidez bien portada. Si ahí y en tantas partes del mundo se tragan cosas como: “Si mis obras han escandalizado, debo sentirme orgulloso; no del ruido que han hecho, sino de que, hiriendo, prueban que algo tienen de verdadero” o “(Hay que) mandar al psiquiatra a todos los profesores de primaria. También a meditación yoga. Subirles el sueldo. Ellos tienen en sus manos a la juventud… Deben por lo tanto gozar de sueldos tan elevados como los de un cantante de tangos o de un dueño de estacionamientos”.
El hilo negro.

(Publicado originalmente en La Mosca en la Pared No. 112, febrero de 2007)