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jueves, 7 de enero de 2016

ACLARACIONES SOBRE EL NO CALENDARIO MAYA (EL ORIGEN DE ESTA DESINFORMACIÓN)


Al salir fuera del área maya nos sorprendimos al encontrar en el mundo occidental información sobre un supuesto calendario maya que lamentablemente no tiene nada que ver con la tradición maya
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ACLARACIONES SOBRE EL NO CALENDARIO MAYA (EL ORIGEN DE ESTA DESINFORMACIÓN)
imagen tomada de: 
Este calendario contiene una serie de errores en cuanto a correlación, significado, tradición mística y un total desfase sobre el tiempo maya; el cual han manejado los grandes abuelos sabios por siglos, así como la totalidad de las naciones del pueblo maya, quienes han sabido resguardar su exactitud, pureza y confidencialidad en aquellos momentos en los que se ha requerido.
Lo contrario sucede con respecto al calendario ajeno al mundo maya, hemos investigado minuciosamente su origen y ahora sabemos que todo comenzó en forma simultánea con el proceso de la invasión occidental a las tierras de América.
Con las tropas invasoras llegó la oscuridad del fanatismo inquisidor y entre ellos uno de sus cabecillas Fray Diego De Landa.
Lamentablemente el fanatismo religioso y pensamiento oscurantista, se había apoderado de las religiones que en ese momento se profesaban en Occidente y llegaron a América con toda su carga de prejuicios, en las que su estrecha visión percibía en todos los actos pecados y demonios.
Se destaca la actitud de Landa quien pidió viajar a Mesoamérica a cumplir con su nefasta misión, la que consistió en destruir y quemar todo lo que era considerado por él como satánico. En el clímax de su proceso realizó la más nefasta de sus tareas, solo comparable con el incendio de la biblioteca de Alejandría, que consistió en prender una hoguera que estuvo ardiendo por semanas y cuyo combustible fueron miles de códices mayas, estelas y desmantelar monumentos. También fruto de su locura sacrificó en el fuego a muchos de los líderes y sabios indígenas.
Con antelación a esta época, en el mundo maya sus grandes profetas y visionarios, en especial, Tekumamchu, habían anunciado estos sucesos como parte del ciclo que llegaría, “B'elejeb Tiku” (el ciclo de las nueve oscuridades) que anunciaba esta triste etapa y además marcaba que era un proceso inevitable.
Por ese entonces se anunciaron las regiones donde más fuerte sería el proceso invasor, lo que permitió tomar ciertas medidas de precaución, específicamente en dos de las cuatro áreas en las que vivía el pueblo Mayab: en la región Noratlántica, donde comandó la invasión Francisco de Montejo y en la zona Surpacífica que comandó Pedro de Alvarado, dejando casi intacta la región del Petén, selva tropical inaccesible, centro de las grandes ciudades y pirámides y El altiplano guatemalteco, matriz del mundo maya que ha sido siempre la más importante de sus regiones.
Al área Noratlántica llegó el grueso de la invasión e inquisición, pero gracias a la prevención de los grandes profetas mayas ésta fue preparada. Cuando sucedió la invasión lo más importante se había desmantelado previamente. Así mismo, a los grandes sabios del lugar se les había trasladado a las zonas más seguras de la selva, las altas montañas, a Honduras y Paxil.
Una vez concluida esa primera etapa conocida como “el sendero de las pruebas”, se pudo corroborar que las consecuencias no fueron tan negativas, lo que demuestra la permanencia hasta hoy del pueblo Maya.
No obstante, el cura inquisidor creía que había realizado en el área prevista su nefasta misión y cuando creyó cumplida su tarea partió a España, para pedir retribución por lo que él consideraba como servicios a la Corona y la Iglesia. Sin embargo, el rey Carlos V, le pidió retornar al área maya para reconstruir la información supuestamente destruida.
Con su visión inquisidora trató de recabar datos, en su gran mayoría equivocados, pero basándose en ellos escribió su obra La relación de la Conquista de Yucatán, en la cual consigna sus equivocados datos sobre 3 de los 20 calendarios mayas.
Resulta en sorprendente cómo esta información tergiversada, en la posteridad ha sido tenida en cuenta, desde los primeros arqueólogos que la convirtieron en ley, hasta el señor Argüelles, quien desde el siglo XX la tomó para crear su supuesto calendario maya-galáctico.
Obviamente este calendario está desde todo punto de vista alejado de la realidad del sagrado Cholq’ij, calendario del pueblo maya. Este calendario entre sus energías maneja el número 20 que representa plenamente al Winaq (palabra maya que significa 20 y en forma simultánea hombre) con referencia a los 10 dedos de las manos que se acoplan a las 10 energías cósmicas y a los 10 dedos de los píes que manejan la conexión hacia las 10 energías telúricas. A su vez éstas se complementan con los 20 días del calendario sagrado y con la gradación de estas 20 energías en sus 13 niveles de potencialización. De ahí resulta el sagrado 260, que además refuerza lo humano del Cholq’ij, porque estos 260 mas 13 días son en el calendario occidental 9 meses, en una clara referencia al tiempo de gestación del ser humano.
En el mundo maya se utilizan varios calendarios galácticos conocidos como Choltun (260 años tun) y Nima Q’ij (67.600 años tun), así como otros calendarios que hacen relación a los ciclos del sistema solar y, además, en correlación con nuestra galaxia. También contamos con uno que maneja este nuestro universo y otros que consideramos divinos con relación a otros universos.
Tampoco es un calendario lunar, para esto contamos con el calendario Ik’tun que sí maneja los ciclos lunares.
Lo que sí es claro es que la totalidad de las naciones mayas, principalmente las mayas hablantes, coincidimos con los mismos ciclos del calendario. Todos estamos claros y coincidimos en el uso del Cholq’ij, su tiempo y las energías que maneja, lo cual es coherente con la cosmovisión de toda la población maya.
Esta sabiduría es un legado milenario que se enseña desde la más temprana edad y que utilizamos en nuestra vida personal y comunitaria y que es consecuente con los ciclos de nuestra historia.
Su veracidad se puede comprobar a través de los códices que conoce el mundo occidental y los que se resguardan en nuestras comunidades, al igual que en los distintos Memoriales y los distintos Chilan Balam, documentos mayas escritos en idiomas mayas con escritura occidental, de los cuales hay veinte en el área maya de México, ochenta en el área maya de Guatemala por ejemplo, el Memorial de los X’ajil, y otros veinte en los restantes países centroamericanos.
Incluso nuestros datos se confirman con los de los mismos cronistas españoles que acompañaban a los conquistadores en los siglos XVI y XVII. En los siglos XVIII, XIX y XX, por anotaciones en periódicos antiguos o por datos de antropólogos que fueron a las comunidades mayas en distintas épocas y que registraron la relación calendario maya-occidental, siendo toda la información clara y coincidente con la guardada por el pueblo maya original.
Lo único equivocado es el calendario galáctico no-maya del norteamericano Argüelles, que lamentablemente se basó en los pobres y erróneos datos de Landa que es una mezcla con el I Ching, tradición oriental que respetamos, pero que tampoco es maya. Y la que su creador Argüelles ha tratado de sostener, incluso con un acercamiento tardío a personas mayas a quienes les ha regalado su libro, bajo la consideración que por el simple hecho de que se lo reciban esto implique la aceptación del mismo.
Sentimos que la tradición maya sí es un proceso milenario que conlleva vivencias y sabiduría y que quince millones de mayas residentes en Mesoamérica merecen respeto. Sin duda, una persona ajena al pueblo maya no puede pretender mezclar el calendario del cura inquisidor con la mística y la tradición de todo un pueblo milenario.
Lo que procedería es que Argüelles como mínimo abriese su mente y corazón y reconociese las fallas manejadas y que empezara a usar el tiempo correcto y el manejo de las energías en forma adecuada, porque sí estamos de acuerdo en que el calendario occidental (gregoriano) está desfasado, pero la solución no es proponer otro igualmente desfasado. (Arguelles murió sin aclarar este asunto el 23 de marzo de 2011)
El calendario del pueblo maya es real y es una tradición verídica, lo seguimos y seguiremos utilizando y es por eso que estamos vivos.
Y con los Nima Ajq’ij decimos en referencia al pueblo Maya:

“Fuimos los de ayer, somos los de hoy y seremos los de mañana”.
(Lo que esta en cursiva en nuestro)



Author: Jaime Fernando Gutierrez

Antropólogo
Arqueólogo
Investigador de la cultura maya
Colombiano


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